No livro Viver Para Contar, Gabriel García Márquez cita o poeta colombiano: José Manuel Marroquín com um trecho de uma sua poesia surrealista:
Agora que os ladros caem, agora que os galos galam,
agora que alvando a toca as altas soam campana;
E os zurros burram e que os gorjeios pássaram,
e os assovios serenam e que os gruinhidos porqueiam,
e que a a aurorada rosa os extensos douros campa,
...perolando líquidas calhas tal qual eu lágrimo derramas,
e friando de tirito embora abraza almada,
venho suspirar meus lanços janelo de teus debaixos.
O poema original:
Ahora que los ladros perran,
Ahora que los cantos gallan,
Ahora que, albando la toca,
Las altas suenas campanan,
Y que los rebuznos burran,
Y que los gorjeos pájaran,
Y que los silbos serenan,
Y que los gruños marranan,
Y que la aurorada rosa
Los extensos doros campa,
Perlando líquidas viertas
Cual yo lágrimo derramas,
Yo, friando de tirito,
Si bien el abrasa almada,
Vengo á suspirar mis lanzos
Ventano de tus debajas.
Tú en tanto duerma tranquiles
En tu camada regala,
Ingratándote así, burla,
De las amas del que te ansia.
Oh, ventánate á tu asoma,
Oh, persiane un poco la abra,
Y suspire los recibos
Que este pobre exhalo amanta.
Ven, endecha las escuchas
En que mi exhala se alma,
Y que un milicio de músicas
Me flauta con su acompaña.
En tinieblo de las medias
De esta madruga oscurada,
Ven y haz miradar tus brillas
A fin de angustiar mis calmas.
Esas tus arcas son cejos
Con que, flechando disparas,
Cupido pecha mi hiero
Y ante tus postras me planta;
Tus estrellos son dos ojas,
Tus rosos son unas labias,
Tus perles son como dientas,
Tu palme como una talla;
Tu cisno es como el de un cuelle,
Un garganto tu alabastra,
Tus tornos hechos á brazo,
Tu reinar como el de una anda.
Y por eso horo á estas vengas
A rejar junto á tus cantas
Y á suspirar mis exhalos
Ventano de tus debajas.
Así cantaba Calixto
A las ventanas de Carmen,
De Carmen, que, desdeñosa,
Ni aun se acuerda de olvidarle.
Es el galán susodicho
Mozo de tan buenas partes,
Que en el barrio no hay quien tenga
Tanto garbo y tal donaire;
Ninguno en amar le excede,
Ni en cantar le iguala nadie,
Ni en el tañer la vihuela
Hay quien le exceda ó le iguale.
Sin embargo, el ser Calixto
Mozo de tan buenas partes,
No ha sido parte á ablandar
El duro pecho de Carmen.
La aurora le encuentra siempre
Muerto de frío en la calle,
Al cielo dando sus quejas
Y sus suspiros al aire.
Allí improvisa á las veces
Tristes serenatas y ayes,
Que oyen tal vez los serenos
O que tal vez no oye nadie.
Yo salí esta madrugada
Mucho antes de que aclarase,
Para poder alcanzar
A misa de cinco, al Carmen,
Y junto á las rejas de ídem
Le encontré dale que dale,
Y oí los versos de que
Me he hecho editor responsable.
Mas, como era ya temprano
Y Calixto empezó tarde,
Estaba un poco más ronco
De lo que era razonable;
Además, como estaba ebrio
(Aunque en verdad, no se sabe
Si de puro amor ardiente,
O de aguardiente ó de brandi),
Echaba A perder el canto,
Que era una lástima grande,
Y trabucaba las sílabas,
Y las palabras y frases.
Empero, es cosa segura,
O á lo menos muy probable,
Que A no ser por la embriaguez
Y la ronquera del diantre,
Y lo malo de los versos,
Y el trastrueque de las frases,
La tal serenata hubiera
Estado buena en su clase.
Sobre o autor
Nascido em Yerbabuena, Bogotá - Colômbia. 1827-1909. Escreveu maior parte de sua obra sob pseudônimos:
Gonzalo Ganzález de la Gonzalena; Pedro Pèrez de Perales e El Parlanchin Entremido
Foi presidente da Colombia de 3 de agosto até 3 de novembro de 1898 e de 31 de julho de 1900 a 7 de agosto de 1904.
Foi um dos fundadores da Academia Colombiana de Línguas,
Agora que os ladros caem, agora que os galos galam,
agora que alvando a toca as altas soam campana;
E os zurros burram e que os gorjeios pássaram,
e os assovios serenam e que os gruinhidos porqueiam,
e que a a aurorada rosa os extensos douros campa,
...perolando líquidas calhas tal qual eu lágrimo derramas,
e friando de tirito embora abraza almada,
venho suspirar meus lanços janelo de teus debaixos.
O poema original:
Ahora que los ladros perran,
Ahora que los cantos gallan,
Ahora que, albando la toca,
Las altas suenas campanan,
Y que los rebuznos burran,
Y que los gorjeos pájaran,
Y que los silbos serenan,
Y que los gruños marranan,
Y que la aurorada rosa
Los extensos doros campa,
Perlando líquidas viertas
Cual yo lágrimo derramas,
Yo, friando de tirito,
Si bien el abrasa almada,
Vengo á suspirar mis lanzos
Ventano de tus debajas.
Tú en tanto duerma tranquiles
En tu camada regala,
Ingratándote así, burla,
De las amas del que te ansia.
Oh, ventánate á tu asoma,
Oh, persiane un poco la abra,
Y suspire los recibos
Que este pobre exhalo amanta.
Ven, endecha las escuchas
En que mi exhala se alma,
Y que un milicio de músicas
Me flauta con su acompaña.
En tinieblo de las medias
De esta madruga oscurada,
Ven y haz miradar tus brillas
A fin de angustiar mis calmas.
Esas tus arcas son cejos
Con que, flechando disparas,
Cupido pecha mi hiero
Y ante tus postras me planta;
Tus estrellos son dos ojas,
Tus rosos son unas labias,
Tus perles son como dientas,
Tu palme como una talla;
Tu cisno es como el de un cuelle,
Un garganto tu alabastra,
Tus tornos hechos á brazo,
Tu reinar como el de una anda.
Y por eso horo á estas vengas
A rejar junto á tus cantas
Y á suspirar mis exhalos
Ventano de tus debajas.
Así cantaba Calixto
A las ventanas de Carmen,
De Carmen, que, desdeñosa,
Ni aun se acuerda de olvidarle.
Es el galán susodicho
Mozo de tan buenas partes,
Que en el barrio no hay quien tenga
Tanto garbo y tal donaire;
Ninguno en amar le excede,
Ni en cantar le iguala nadie,
Ni en el tañer la vihuela
Hay quien le exceda ó le iguale.
Sin embargo, el ser Calixto
Mozo de tan buenas partes,
No ha sido parte á ablandar
El duro pecho de Carmen.
La aurora le encuentra siempre
Muerto de frío en la calle,
Al cielo dando sus quejas
Y sus suspiros al aire.
Allí improvisa á las veces
Tristes serenatas y ayes,
Que oyen tal vez los serenos
O que tal vez no oye nadie.
Yo salí esta madrugada
Mucho antes de que aclarase,
Para poder alcanzar
A misa de cinco, al Carmen,
Y junto á las rejas de ídem
Le encontré dale que dale,
Y oí los versos de que
Me he hecho editor responsable.
Mas, como era ya temprano
Y Calixto empezó tarde,
Estaba un poco más ronco
De lo que era razonable;
Además, como estaba ebrio
(Aunque en verdad, no se sabe
Si de puro amor ardiente,
O de aguardiente ó de brandi),
Echaba A perder el canto,
Que era una lástima grande,
Y trabucaba las sílabas,
Y las palabras y frases.
Empero, es cosa segura,
O á lo menos muy probable,
Que A no ser por la embriaguez
Y la ronquera del diantre,
Y lo malo de los versos,
Y el trastrueque de las frases,
La tal serenata hubiera
Estado buena en su clase.
Sobre o autor
Nascido em Yerbabuena, Bogotá - Colômbia. 1827-1909. Escreveu maior parte de sua obra sob pseudônimos:
Gonzalo Ganzález de la Gonzalena; Pedro Pèrez de Perales e El Parlanchin Entremido
Foi presidente da Colombia de 3 de agosto até 3 de novembro de 1898 e de 31 de julho de 1900 a 7 de agosto de 1904.
Foi um dos fundadores da Academia Colombiana de Línguas,
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